lunes, 19 de diciembre de 2011

Mi amor por ti cotiza 14 euros en bolsa...

- A veces no sé qué será de mi vida, qué haré, me da miedo no cumplir mis expectativas.
- ¿Por qué lo dices?
- Mírate; tienes claro que quieres estudiar medicina, y lo harás, lo conseguirás. Mírame; tengo claro que quiero estudiar periodismo, pero, ¿y si no lo consigo? ¿Sabes cuánta gente tiene sus esperanzas puestas en mí? No quiero defraudarles.
- De acuerdo, partiendo del hecho de que te pones siempre en lo peor y no es justo, ¿por qué hablas de defraudar? Si alguien te quiere de verdad, tal y como lo hago yo, no le vas a defraudar nunca, ¿vale? Nunca. Y si lo haces, si le defraudas, ¿qué? Debes preocuparte por ti, tonto, y por nadie más. Lo que piense la gente no importa. Además, serás un gran periodista, no me cabe la menor duda.
- Y tú serás una médico genial.
- ¿Sabes? Mi amor por ti cotiza a catorce euros en bolsa.
- Mmmm, vaya. No sé si es mucho o poco, soy de letras. Pero el simple hecho de que exista un poco de amor que nazca en tu persona y se refugie en la mía, da lugar a mi razón de vivir.
- Estoy segura de que esos catorce euros crecen día a día, y de que alcanzarán el máximo valor registrado... Sí, estoy segura, y loca por ti...

lunes, 28 de noviembre de 2011

- Se rompió la punta. + De tanto usarlo...

- Ya sabes. Es como cuando conoces a alguien. 
Cuando conoces a alguien, lo miras, te mira, y en ese instante sabes que durante los años que vivas jamás olvidaras sus ojos y la forma que tenian de brillar al dirigirse a ti. Es como cuando estás tan segura de algo, que quien te lo niega te hace llorar. Como cuando tu muñeca preferida se cae al suelo, se hace trizas, y no la puedes arreglar. Como cuando sueñas con que tienes un caballo gris y al despertar lo buscas por la habitación como si tu casa fuera un establo. Como cuando te duermes en el sofá viendo alguna película de amor y cuando te despiertas de madrugada, la programación es gore y tienes que irte a la cama. 
Ya sabes, es como cuando quieres a alguien. 
Como cuando te enamoras. 
Es una tontería, porque en ese momento la otra persona lo es todo para ti, y parece que algo por aquí dentro quiere pensar que es mutuo. 
- Ya te digo, una tontería. 
- Pero, ¿qué quieres? Soy una niña. Y a las niñas nos gusta sacar punta a los lápices, aunque luego de usarlos, se tengan de romper.